Principios del tratamiento de un dolor crónico
Hoy en día conocemos que existen diversos factores que pueden producir una cronificación del dolor, más allá de que un dolor agudo se convierta en crónico pasado un cierto tiempo.
En un dolor agudo, pongamos una cervicalgia como ejemplo, es necesario evaluar las causas que lo han producido para poder llegar a un diagnóstico y a una pauta de tratamiento adecuada. Con el dolor crónico debemos hacernos el mismo tipo de preguntas además de añadir otras cuestiones:
¿Por qué el dolor se mantiene?
¿Por qué no responde al tratamiento o medicación administrado/a?
¿Se ha contemplado la lesión o la patología desde un enfoque multidisciplinar?
Dichas preguntas son sólo un ejemplo de lo que como profesionales de la salud deberíamos plantear ante casos complejos, para así poder analizar de forma conjunta y establecer prioridades de tratamiento.
Volviendo al ejemplo de la cervicalgia, sabemos desde hace tiempo que el sedentarismo, la mala alimentación, el tabaquismo, las enfermedades metabólicas y otros elementos propios de una mala calidad de vida como el estrés pueden ser cuestiones de gran importancia a la hora de la aparición y abordaje de este tipo de patologías siempre y cuando no sean producidas por un traumatismo.
En caso de traumatismo directo (accidentes de tráfico, caídas…) si pueden ser fundamentales a la hora del éxito en la recuperación.
Es por todo lo anterior que debemos como profesionales de la salud explicar y comunicar al paciente de forma clara todos estos factores para que tome conciencia del proceso activo que debe realizar el paciente para asegurar que su cuerpo absorbe los beneficios de las diferentes terapias: Físicas, Farmacológicas y Psicosociales.