HIPNOSIS CLÍNICA: UNA GRAN DESCONOCIDA
No hay un acuerdo sobre la definición exacta de lo que es la hipnosis. Existe una gran controversia entre los investigadores sobre si se trata o no de un estado alterado de consciencia, lo que ha dado lugar a diferentes líneas de investigación y trabajo. A pesar de esto, parece que la más aceptada por todos es la de la Asociación Americana de Psicología (APA), en una de sus partes indica algo que explica muy bien lo que es la hipnosis, al menos tal como yo la entiendo: “un procedimiento mediante el cual un especialista sugiere a una persona experimentar cambios en sus sensaciones, percepciones, conductas y pensamientos“.
Pero no sólo es importante saber que es la hipnosis, también es importante saber lo que no es. Los programas de TV y espectáculos han fomentado creencias erróneas y mitos que impiden que las personas confíen de ella y vengan a consulta con expectativas muy poco realistas o con miedos infundados. Lo que podemos ver en ellos es parte del entretenimiento y muy poco tiene que ver con lo que es la hipnosis realmente.
Algunos de los mitos más frecuentes son:
- La pérdida de control o de conciencia cuando una persona está bajo hipnosis. Se piensa que se pueden llegar a hacer o a decir cosas no deseadas. Lo cierto es que cuando una personas está en una sesión de hipnosis clínica siempre está consciente de todo y con la atención muy focalizada en lo que está pasando, nunca hará nada que esté en contra de su voluntad o de sus valores.
- Puede que la persona no se despierte después de la sesión. En realidad, cuando se está bajo hipnosis no se está durmiendo, incluso, se podría estar hablando y con los ojos abiertos. Puede ocurrir que alguien se resista un poco por encontrarse en una situación realmente placentera pero sólo es necesario darle un poco de tiempo y saldrá sin que esto genere ningún problema.
- La hipnosis es peligrosa. Como precaución se aconseja no practicarla con pacientes que tengan trastornos psicóticos ya que existe la posibilidad de que se puedan exacerbar sus síntomas, con las demás personas no entraña ningún tipo de peligro, al contrario, suele ser una experiencia muy agradable.
Muchas personas fuera del contexto clínico, e incluso en él, creen que no son hipnotizables, pero si entendemos la hipnosis como un estado de focalización de la atención en las sugestiones que vamos recibiendo, todos somos susceptibles de ser hipnotizados. De hecho, todos vivimos alguna especie de trance en la vida diaria. Piensa sino, en lo que ocurre cuando estamos viendo una película y nos metemos de lleno en el papel de los personajes llegando a sentir tristeza, temor… o cuando estamos enfrascados en una lectura y no atendemos a nada de lo que nos rodea a no ser que algo, como oír nuestro nombre, nos saque de ese ensimismamiento.
Del mismo modo, cuando vamos conduciendo por un trayecto que para nosotros es conocido llegamos al destino sin haber sido conscientes del camino, absorbidos por nuestros pensamientos, se produce una especie de disociación.
Evidentemente, existe variabilidad de una personas a otras e incluso de un momento a otro con la misma persona. Algunas entran en un estado profundo de hipnosis fácilmente a otras les cuesta más sesiones y entrenamiento alcanzarlo pero esto no es indispensable para el éxito de la terapia, con estados más superficiales puede ser incluso más efectiva.
Si hablamos de sus aplicaciones, la eficacia de la hipnosis ha sido probada científicamente como herramienta coadyuvante en el tratamiento psicológico de diversos trastornos, potenciando y reduciendo la duración de la terapia. No sé trata de una terapia en sí misma, es una técnica que se aplica dentro del contexto terapéuticos en aquellos casos en que se considere adecuado.
Se ha utilizado frecuentemente en los trastornos relacionados con la ansiedad, fobias, crisis de pánico, agorafobia, trastornos obsesivos compulsivos, estrés postraumático, también en depresión, trastornos sexuales, trastornos de la alimentación…
Otro campo donde ha mostrado gran eficacia es en el tratamiento del dolor crónico y enfermedades psicosomáticas, como dermatitis, colon irritable…
Pero sin duda, en los últimos tiempos, donde más publicidad ha recibido ha sido para dejar de fumar y para el control de la alimentación. Cabe señalar aquí, como ya se apuntaba antes, que la aplicación de la hipnosis ha de darse dentro de un contexto terapéutico para tener ciertas garantías de éxito.
Sus aplicaciones no son sólo en el área clínica, también se utiliza para potenciar el rendimiento académico por ejemplo, o el desempeño en deportistas de élite, disminuyendo sus niveles de ansiedad, aumentando su capacidad de concentración, aumentando su resistencia al dolor o entrenando su mente a través de visualizaciones.
El que tenga más o menos éxito depende de múltiples factores, la habilidad del terapeuta, la confianza depositada en él, las expectativas , la motivación de la persona y las características del problema o de la situación a la que nos enfrentemos.
El proceso para llevar a cabo una sesión de hipnosis sería el siguiente:
- En primer lugar, debemos contar con aprobación de la persona. Esto parece obvio porque ha acudido a nosotros en busca de ayuda, lo que sucede es que, a veces, debido a ideas preconcebidas oponen algún tipo de resistencia.
- El siguiente paso sería inducir el estado hipnótico y profundizar el trance a través de las distintas técnicas que tenemos a nuestra disposición y que iremos adaptando en función de las necesidades del momento.
- Una vez hecho esto, pasaremos a proporcionarle las sugestiones que habremos seleccionado según los objetivos que nos hayamos propuesto en terapia.
- Por último, se pide a la persona que cuando esté preparada vuelva a la normalidad.
Después de todo este proceso es necesario darle pautas para que pueda llevar a cabo, en su domicilio, técnicas de autohipnosis que le permitan avanzar en la terapia. Muchas veces llegan con la creencia de que todo el trabajo lo hace el terapeuta y que se consiguen resultados casi mágicos y excepcionales sin ningún esfuerzo por su parte.
Como se trata de una técnica, cualquiera puede aprender y ponerla en práctica. Otro tema muy diferente es cuando personas sin la cualificación adecuada lo venden como una panacea y ofrecen curas casi milagrosas. Es necesario estar capacitado para gestionar situaciones que puedan surgir con una fuerte carga emocional o saber guiar de forma adecuada el proceso terapéutico. Debemos ser cautos e informarnos antes de a qué tipo de profesional nos dirigimos, cuál se adapta más a nuestras necesidades y nos inspira más confianza.